Para el
trabajo que queremos desarrollar, ponemos en duda la coherencia del
funcionamiento de familias descompensadas en su exasperante ritmo, por el que
se trata de alcanzar la utopía de satisfacer lo individual y lo grupal a un
tiempo. A veces parece que la distancia entre lo que se piensa, se siente y se
actúa es cada vez mayor y el punto de encuentro resulta puramente formal. Es
complicado predecir dónde nos conducen los actuales entornos mal dibujados,
esas funciones poco netas de la familia actual. En este ambiente se hace cada
vez más complejo consolidar lo singular, dotar al sujeto de una sólida
identidad necesaria para un funcionamiento maduro. “La velocidad de cambios
exige una familia en permanente reactualización. El tránsito de lo tradicional
a lo novedoso deja sin referentes y confundidos a los sujetos en el ejercicio
de sus roles. ¿Son más libres en el intercambio de funciones o están más
desorientados? La rapidez y la oferta de consumo muestran lo efímero de la
plenitud y la satisfacción. Se necesita permanentemente llenar vacíos.
¿Quién es más
vulnerable en una familia? Hubo un tiempo -bien cercano- en el que la mujer
tuvo que multiplicarse para asumir sus viejas funciones demostrando, en un
necesario y transitorio alarde de omnipotencia, que además era capaz de
desempeñarse profesionalmente con eficacia; en la medida en que conquista
reconocimiento, los perfiles materno y paterno comienzan a desdibujarse en la
familia.
Cada vez
tienen menos fuerza las presiones reales (sociedad, biología, legislación...) o
imaginarias que restan libertad a la hora de escoger el modelo familiar: pareja
homo o heterosexual / monoparental / con hijos propios / adoptados / nuevas
parejas en las que ambos aportan hijos de anteriores relaciones / inseminación
artificial / vientres de alquiler... ¡o sin hijos por decisión propia a riesgo
de ser tachados de egoístas!
Por otra parte,
y volviendo a la etapa adolescente, cada vez termina antes la niñez y despunta
más tarde la juventud... la «edad del pavo» agota a adolescentes y padres. Hay
mucha prisa en que los niños maduren y sean independientes, puesto que cada vez
hay menos adultos disponibles para atenderles (aumentan las ratios de los
colegios, los horarios de trabajo de los padres, los abuelos suelen estar más
lejos...).
Pero lo que se
alcanza es una adolescencia precoz a la que muchas veces faltan herramientas
para afrontarla ¿Quizá por eso se tarda más en abandonar y alcanzar
independencia real como sujeto y no esa aparente autosuficiencia para
desenvolverse en la vida? Se tiende a culpar a la crisis
de
la dificultad para conseguir autonomía y quizá esa es una verdad que impide
detectar otros factores.
Fotografía: Isabel Sanfeliu |
Conceptos como
adaptación al cambio y reconstrucción del equilibrio de la familia, se dibujan
a lo largo del artículo.
Artículo completo: "Cartografías Familiares. De cómo la adolescencia provoca nuevos emergentes en la estructura del grupo familiar" - Clínica Contemporánea,Vol. 5, nº 1 2014 (69-80)
Kreadis realiza actividades en el ámbito del desarrollo familiar orientadas a ayudar a las familias a evolucionar y mejorar sus vínculos.
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