Cuerpo y psiquismo se sostienen mutuamente en el proceso de
crecimiento de un sujeto, no se conciben el uno sin el otro.
Vivimos una época cultural de
renacimiento del cuerpo, de preocupación por el mismo, de temores
hipocondríacos sobre su salud y exaltación hedonista de sus manifestaciones .
La actitud tiene el sentido de una protesta, en la que el discurso del cuerpo
se hace protagonista.